sábado, 11 de diciembre de 2010

Deportes

Sebastian Vettel,  vuelta rápida 

                El tren pasa sólo una vez, o al menos eso debió pensar el joven Seb. Bernie Ecclestone cuenta con una nueva estrella en el firmamento de los dioses. Un piloto joven, de sonrisa cegadora, pero de carácter fuerte. Él es Sebastian Vettel.

               Aparentemente, un chico normal de 23 años que le gusta relacionarse con la gente y  que detesta ser el centro de atención de los focos de la prensa. Pero, sus manos son un prodigio de la naturaleza al igual que su poder de concentración. Sabe mover los hilos y estar en el lugar correcto en el momento oportuno.

               Nació el 3 de julio de 1987 en la ciudad alemana de Heppenheim, pero nada hacía presagiar que esa fecha quedaría grabada en los anales de la historia del automovilismo. En tan sólo cinco años ha pasado de realizar unas pruebas en Jerez para el equipo Williams F1,  a ganar el Campeonato Mundial de Fórmula 1 de 2010, con récord de precocidad y contra todas las cábalas.

En el Gran Premio de Italia de 2008,  se presentó a lo grande, manejándose  a las mil maravillas ante el diluvio que cayó en aquel entonces en Monza. El resultado, tres récords de precocidad: pole, podio y victoria. Esa fue la primera gran página de su novela. 

El piloto ha ido quemando etapas, subiendo escalones y salvando cualquier tipo de obstáculo que le impidiese alcanzar su sueño; hacerse un hueco entre los grandes del motor. "Estoy convencido de que Sebastian ha seguido de niño y de joven cada paso de mi carrera y se ha aprovechado de ello" dice Michael Schumacher. Muchos entendidos lo han apodado Baby Schumi, apodo que nunca le gustó y que rechazó. Ya se sabe las comparaciones son odiosas. Su espíritu competitivo y su rivalidad dentro del circuito son un ejemplo de la esencia alemana,  aunque para el conocido como nuevo kaiser,  el heptacampeón del mundo siempre ha sido un ejemplo a seguir.

               Seb siempre se ha esforzado en ser un chico normal. Lleva una vida tranquila en una granja de Suiza, él mismo lleva sus contratos y siempre viaja a las carreras con su padre. En su etapa de estudiante prefería ir en bici al instituto, a pesar de que en el garaje de su casa tenía un lujoso todoterreno  BMW X5, regalado al piloto por la marca alemana. Firma autógrafos sin parar y regala sonrisas allá por donde va. Todos sus compañeros coinciden en que transmite buen rollo. Resulta sorprendente que dentro del circuito este rubio cuasi angelical pueda soportar la presión de nuestro compatriota Alonso. 

               El domador de este circo espectacular,  Bernie Ecclestone, apostó por él desde el comienzo de este curso “académico”. Es su ojito derecho. El patrón ha dicho que no descansará hasta que le vea vestido de rojo y con el escudo de il cavallino estampado en el mono. "Tengo buena relación con él, pero afortunadamente mi futuro lo decido yo", respondió un hábil Vettel como manager de su propia carrera profesional que es.
              

Ya desde el inicio, Vettel demostró que era un campeón precoz. El gusanillo del deporte se lo inculcó  su padre, Norbert. Con cuatro años ya hacía sus primeros pinitos en un kart. La casa de sus abuelos era la pista y pronto dio el salto a la “gran pantalla”. Un mundo de adultos que no se le resistió ni le impuso lo más mínimo. El karting fue su vida. Vettel se inició en el karting en 1995, ganando varios campeonatos. En 2003, el alemán  pasó a la disciplina de monoplazas, ganando el campeonato alemán de Fórmula BMW con dieciocho victorias en veinte carreras.  

Desde que aterrizase en Toro Rosso y, posteriormente,  en Red Bull, se ha convertido en el amuleto de la suerte de la escudería y contra todo pronóstico ha conseguido todo aquello que se ha propuesto. Fue el más joven en lograr una "pole position", el más joven en liderar una carrera, el más joven en ganarla y el más joven en ser campeón. Ante el alemán, cualquier marca tiembla.

Los hombres de su vida  Michael Jackson, Michael Jordan y, por supuesto, su paisano Michael Schumacher. Y las mujeres sus coches, todos bautizados con nombres femeninos. Ávido seguidor de series cómicas de la televisión británica, desde los Monty Python a Little Britain, Vettel tiene un espíritu juguetón.

Llegó, pilotó y sentenció como si de un emperador de la antigua Roma se tratase. Este es el resumen de una temporada sin desperdicio alguno. Emoción, rivalidad y sobre todo, profesionalidad.  Altos y bajos, triunfos y derrotas. Su triunfo no es futo de la casualidad, sino de su tenacidad y su buen hacer.  Abu Dhabi y el mundo entero fue testigo de su poderío. 

             Y como él mismo dice: "Si eres piloto y quieres tener un amigo en el paddock, mejor será que te traigas al perro".


Fuentes:Wikipedia
               Marca
               El País

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